Hasta las capas súbitas

Salvador Galindo

Hasta las capas súbitas de Cartagena,

te percibí como presencia

A la entrada de la cueva en negras maderas

logré recolectar algunos tallos

Presentarnos con algo que abra nuestros pechos

de cartílagos y de compromisos

respiramos el ozono acondicionado de las islas

y entramos y salimos todos enamorados

de su naturaleza hidratada.

 

Entramos de par en par para abonar el tiempo evaporado,

entramos de par en par con mucosidad

y salimos todos en unidad con el vaho

Bajamos fusionados de los troncos en mentol

tan inquietante como en una cruzada de iones

no logramos enamorarnos mutuamente

y la distancia entre nosotros corresponde

al humor de nuestra fiebre emocional.

 

Así yo camino con las coordenadas

de una susceptible atmósfera

Suspiro por suspiro, vendaval por vendaval

camino por senderos y orillas

lugares con los cuales Herodes

soñaría su carnicería de niños

más bien, lugares con los cuales Edipo

soñaría sobre su regreso al vientre materno

no tan alejado de nuestra situación.

 

Y al llegar, nada más observa a la gran medusa

bucear desde el mar recóndito

y, a lo lejos, no distingo a nadie

a quien pueda contagiar mi tesoro,

y temo, temo que aquel racconto reviva

la crudeza de aquellas capas, aquellas capas

la fineza con la que camuflan la temperatura

el cambio de dosis de coral

en sus cuerpos rojos.

 

Y bien, respiramos el ozono acondicionado de las islas

y entramos y salimos todos enamorados

de su naturaleza hidratada.

Y mientras más profundo camines,

más seré el voyerista

de un caleidoscópico despliegue.

 

Pero si llegas, si llegas

a caminar más allá, tu mano con la mía,

te contagio, te contagio mi único tesoro.

 

Y entramos de par en par para abonar el tiempo condensado

entramos de par en par con mucosidad

y salimos todos en dispersión con el vaho

Bajamos fusionados de los troncos en mentol

tan inquietante como en una brigada de iones

no logramos traicionarnos mutuamente.

Pero, definitivamente

son tus escaras la definición de la plenitud

ahora, en mis miembros tendido

boca arriba, capa arriba

en medio de la bahía.

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