El Sol, orgulloso de su calor y luminosidad, se jactaba de ser el más poderoso. La Luna, serena y misteriosa, sostenía que su influencia sobre las mareas y los sueños la hacía superior. El Viento, por su parte, se vanagloriaba de su fuerza, capaz de mover montañas y destruir ciudades.
Un día, los tres se reunieron para decidir quién era el más importante. El Sol propuso un concurso: calentarían una roca hasta que se derritiera. El Sol brilló con intensidad, pero la roca apenas se calentó. La Luna intentó influir en las mareas de un pequeño charco, pero el agua permaneció inmóvil. Finalmente, el Viento sopló con todas sus fuerzas, pero la roca se mantuvo firme.
Justo cuando estaban a punto de rendirse, una pequeña semilla que yacía bajo la roca comenzó a brotar. El Sol la había calentado, la Luna había regado la tierra con el rocío y el Viento había dispersado las semillas de otras plantas. Juntos, habían creado la vida.
Moraleja: A veces, la verdadera fuerza reside en la unión y la cooperación. Cada uno de nosotros tiene cualidades únicas que, al combinarse, pueden dar lugar a grandes cosas.
© 2024 OneyCFCuba
- Autor: Oney Cabrera Felizola (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de diciembre de 2024 a las 02:49
- Categoría: Fábula
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Mauro Enrique Lopez Z., rosi12, Josué Gutiérrez Jaldin, EmilianoDR
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