Despedida del ayer

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Ríos maternales lloran por mi cuerpo.

La cuna del niño, hecha jirones por el duelo eterno.

 

Mi alma se desvanece en una despedida final,

Como la que hoy manifiesto en un cantar fatal.

 

En el lugar más recóndito y olvidado.

Ahí yacerá mi cuerpo despojado.

 

Una casa abandonada es mi lugar maternal.

Que se rompe en un grito fraternal.

 

Pronto mi alma se desvanecerá en la bruma de lo perdido.

Pronto mi historia será un mito temido.

 

Pronto mi ser será aire eterno.

Pronto mi aliento será un grito fresco.

 

Mis miradas se perderán en un acantilado estrepitoso de abismo.

Mis susurros se oscurecerán en un mar espumoso de pesimismo.

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