En el corazón de Panamá Oeste, oculta entre frondosos árboles y senderos apenas visibles, se encuentra el Charco de los Duendes. Aguas turquesas que reflejan la bóveda del cielo y parecen un espejo encantado. Pero no todo es belleza en este rincón mágico; una leyenda oscura envuelve el lugar y lo convierte en tema de susurros y advertencias.
Los ancianos del pueblo narran con solemnidad que, cada 31 de diciembre, el charco se convierte en el portal de los duendes que la habitan. "Quien ose bañarse esa noche", advertían, "nunca regresará". Pero a Juanita, joven de espíritu libre y risa contagiosa, las advertencias le parecían cuentos para niños. Desde pequeña se sumergía en las aguas mágicas sin temor alguno, burlándose de los relatos que aseguraban que los duendes vigilaban celosos su hogar.
El 31 de diciembre llegó, un día sofocante que prometía despedirse con una noche estrellada. Los vecinos celebraban con música y tambores, mientras Juanita, ajena a todo, caminaba hacia el charco con una toalla sobre el hombro. Había olvidado la fecha, o tal vez la ignoró deliberadamente.
La luna llenaba el agua, que parecía brillar con un fulgor antinatural. Juanita dejó su vestido en la orilla y se lanzó al agua. El silencio de la noche era inquietante; incluso las cigarras parecían haber sido detenidas a observar.
Minutos después, una risa nerviosa rompió la calma. Juanita, acostumbrada a nadar en el lugar, sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Las aguas, antes cristalinas, parecían tornarse densas y frías.
--"¡Bah! Es el cansancio", se dijo, intentando calmarse. Sin embargo, una sombra parecía moverse bajo la superficie.
La joven salió del agua y, mientras se envolvía en su toalla, escuchó un murmullo extraño. Parecía venir de las rocas cercanas, como si una multitud invisible susurrara en una lengua que no entendía.
--"¿Quién anda ahí?", gritó con un atisbo de valentía. No hubo respuesta, pero los murmullos no cesaron.
De repente, sintió un tirón en el tobillo. Pensó que era una raíz, pero cuando miró, no había nada. Una fuerza inexplicable la arrastró hacia el agua, sus gritos se apagaron en un instante. La charca se calmó, y el bosque recuperó su silencio inquietante.
Al día siguiente, la familia de Juanita notó su ausencia. Los vecinos organizaron una búsqueda, pero no encontraron rastro alguno. Algunos afirmaron que bajo el charco hay cavernas que pueden atrapar a los nadadores imprudentes. Sin embargo, los ancianos del pueblo tienen otra explicación: "Se la llevaron los duendes", dijeron con solemnidad.
Desde entonces, el Charco de los Duendes permanece más vigilado que nunca. Los lugareños la evitan especialmente en las noches de diciembre, y la leyenda de Juanita, la joven que no quiso creer, se ha convertido en una advertencia viva. Nadie quiere correr el mismo destino que ella, atrapada para siempre en un mundo del que solo los duendes conocen la salida.
¡FELIZ AÑO NUEVO 2025!
JUSTO ALDÚ
Panameño
Derechos reservados © diciembre 2024
- Autor: JUSTO ALDÚ (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de enero de 2025 a las 00:09
- Comentario del autor sobre el poema: Este relato es basado en una historia real. El nombre de la joven que desapareció hace muchos años ha sido cambiado, así como parte de los hechos para darle contexto sobrenatural. FELIZ AÑO NUEVO.
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ, Martha patricia B, Josué Gutiérrez Jaldin, JAGC, Hugo Emilio Ocanto, Lualpri, EmilianoDR, El Hombre de la Rosa
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