Refugio de tinieblas

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La noche poderosa, madre gloriosa que abraza con su manto a los heridos de alma,

Las lágrimas cristalinas, rozan salinas.

 

La verdad sale de tus mentirosos ojos,

Oculta sombras tiñéndolas en un azabache rojo.

 

Y yo estoy perdiendo mi paciencia,

Camino entre la fuente de la muerte, madre eterna.

 

Servidora y confidente, ayudante de los desequilibrados,

Libertaria de la alegría y los desamparados.

 

Mi guía en los días nubosos, mi lazarillo,

Mi camino en las noches que me ahogo en hastío.

 

En los marcos del ahogo, agudizo.

Mi sombra se apaga, en sonoros suspiros.

 

Palabras perdidas hace tiempo me susurran lentamente.

Son mis ganas de vivir que mueren apaciblemente.

Aún no puedo encontrar lo que me mantiene aquí.

Son risas insonoras que rechinan hasta hacerme sufrir.

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