“Despiertas,
observas desde tu hábitat.
La duna que parecía de roca,
ha cambiado de forma,
ha cambiado de lugar,
El zorro, con lentitud, busca
un lugar para dormir.
El cambio se percibe en la tempestad.
En la ciudad,
Parece que nada cambia,
solo las mismas calles,
el mismo metro,
Quizás el cambio se encuentra
en gestos Invisibles,
y la agonía de un transeúnte.
¿Qué cambia en la ciudad:
El tiempo que parece perdido,
o las miradas
que se olvidan distantes.
¿Qué cambia en la ciudad,
si el tiempo parece inmóvil
y el alma, ausente?"
En el vientre del desierto,
el viento, como un escultor ciego,
esculpe el paisaje
sus dedos susurran cambios.
El crepúsculo desértico,
el joven busca un lugar ido,
todo parece nada,
respira, sueña, busca silente,
ya es hijo de la arena,
el cambio es un cuchillo
que abre su libertad.
El habitante teme,
como si las calles, arena movediza,
le arrancaran su sombra,
así, le quedan huellas
de su pensamiento disuelto.
El cambio es una marejada,
A veces, inesperada,
rompe las farolas y rieles,
pero no borra los caminos,
el agua busca en ti,
un cauce inexplorado.
El árbol sabe que las estaciones
son distintas,
sus raíces apegadas a la tierra,
un ciclo de cambios,
aunque el viento encuentre
otros caminos o nuevo rostro,
lo encontrarás ahí, con otras grietas
y sus naranjas más dulces.
Los círculos de tu presencia
son la constante,
cada circulo regresa,
una metamorfosis crepuscular.
El joven comprendió:
el viento genera nuevos cambios,
¿Cambia el amor?
Continua su senda por dunas
frágiles como tu piel desnuda.
¿Dónde está oasis de ayer?
¿En qué lugar estará el amor?
El joven continúa su viaje,
vulnerable como una flor cortada.
- Autor: OscarCampos ( Online)
- Publicado: 1 de enero de 2025 a las 10:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
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