“Es tan corto el amor y tan largo el olvido."

sul

Pablo Neruda no mintió. Amar puede ser un suspiro, pero olvidar… olvidar es un invierno que no termina, un reloj que se detiene en el instante exacto de la despedida.

Mis días sin ti parecen atrapados en una eternidad estática, como si el tiempo se negara a avanzar, como si esperara verte regresar a un lugar al que ya no perteneces.

Y pensar que compartimos el mismo cielo, las mismas estrellas... tan cerca, y sin embargo, tan lejanos.

He silenciado tu nombre en mis labios, aunque en mis pensamientos sigue gritando. Nadie sabe cuánto dolió, cuánto costó dejarte ir, incluso sabiendo que era lo mejor. Algo en mí se quebró ese día, algo que aún no sé si puedo reparar.

Las canciones de amor se volvieron insoportables; cada letra me recordaba el eco de tu adiós. Las parejas que entrelazaban sus manos me llenaban de una envidia amarga, porque yo también quería sentir ese calor, ese gesto simple pero lleno de amor. Lo romántico perdió su encanto, y la melancolía llenó cada rincón de mi habitación.

Encontré refugio en la poesía, en versos que brotan cuando estoy sola, cuando el silencio se convierte en mi único testigo. Es mi hogar, el lugar donde puedo desnudar mi alma sin miedo.

Ahora mi mente y mi corazón son un caos, un huracán de emociones desbordadas. Y tengo miedo… miedo de que este dolor sea lo único que quede, miedo de que mis sentimientos se marchiten, y con ellos, la capacidad de amar.


~Sule~

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