REFLEXIONES
Cuando se va tan deprisa la vida,
y los recuerdos se quedan atrás,
me doy cuenta de lo que he vivido,
y lo que aún me queda por soñar.
La niebla del tiempo se desvanece,
y veo el camino que he recorrido,
con sus alegrías y sus tristezas,
y me doy cuenta de lo que he aprendido.
Pero aún hay tiempo para seguir adelante,
para seguir soñando y luchando,
porque la vida es un regalo precioso,
y cada momento es una oportunidad.
Tengo los versos que nadie los ve,
guardados en mi corazón, como un tesoro,
palabras que laten con emoción,
y que solo se desbordan en la noche, sin ruido.
En la oscuridad, ellos cobran vida,
y se convierten en un canto de libertad,
un grito silencioso que busca ser escuchado,
y que solo encuentra eco en mi propia alma.
Pero quizás algún día, alguien los descubra,
y los versos que nadie ve, se conviertan en una obra,
que toque el corazón de aquellos que los lean,
y que les hagan sentir lo que yo siento, sin temor a ser visto.
Tengo mis años de vida latiendo,
como un reloj que marca el tiempo sin cesar,
cada pulso es un recuerdo, un momento vivido,
una experiencia que me ha hecho crecer, y me ha hecho sentir.
En mi corazón, late la pasión y el fuego,
que me ha impulsado a seguir adelante, sin miedo,
a tomar riesgos, a soñar en grande,
y a luchar por lo que creo, con toda mi alma y corazón.
Cada latido es una historia, un capítulo de mi vida,
un momento que me ha enseñado a ser fuerte, a ser valiente,
y a nunca rendirme, aunque la vida me ponga pruebas,
porque en cada pulso, late la esperanza, y la fe en mí mismo.
Tantas palabras de un viejo soñador,
que han llenado páginas y páginas de mi corazón,
palabras que han sido sembradas como semillas,
y que han crecido en la tierra de mis sueños.
Palabras que han sido susurradas en la noche,
cuando la luna brillaba con su luz plateada,
palabras que han sido gritadas en el viento,
cuando la pasión y la emoción me han llevado a la cima.
Tantas palabras de un viejo soñador,
que han sido mi compañía en los momentos de soledad,
que han sido mi consuelo en los momentos de dolor,
y que han sido mi alegría en los momentos de victoria.
Y aunque ya soy viejo, y mis palabras pueden parecer,
sueños de un hombre que se ha quedado atrás,
sigue latiendo en mi corazón, la pasión de soñar,
y seguiré hablando, aunque nadie me escuche, porque es mi manera de vivir.
Tengo la dicha de ser inmortal,
a través de mis palabras, que vivirán siempre,
en el corazón de aquellos que las lean,
y en la memoria de aquellos que las escuchen.
Mi espíritu seguirá viviendo,
en cada línea, en cada verso,
en cada palabra que he escrito,
con amor, con pasión, con corazón.
La muerte no puede conmigo,
porque mi alma es eterna,
y aunque mi cuerpo se desvanezca,
mi legado seguirá viviendo.
Así que no lloren por mí,
cuando mi tiempo en este mundo se acabe,
porque sé que mi espíritu seguirá viviendo,
en la inmortalidad de mis palabras.
Pasan los años, recuerdos vividos,
se desvanecen como la niebla al sol,
pero en mi corazón, siguen latiendo,
como un eco que no se apaga, un recuerdo que no se olvida.
Los momentos de alegría y de dolor,
se mezclan en un tapiz de recuerdos,
cada uno con su propia historia,
cada uno con su propia emoción.
Pasan los años, y yo sigo aquí,
con mis recuerdos, con mis historias,
con la sabiduría que me han dado,
y con la nostalgia que me queda.
Pero incluso la nostalgia es hermosa,
porque me hace recordar lo que he vivido,
y me hace apreciar lo que tengo,
en este momento, en este instante.
Sigan mis pasos de un noble poeta,
que ha caminado por senderos de inspiración,
con el corazón lleno de pasión y fuego,
y el alma llena de sueños y emoción.
He caminado por la noche estrellada,
con la luna como compañera de viaje,
he escuchado el canto de los pájaros,
y he sentido el viento que me acaricia.
He visto la belleza de la naturaleza,
y he sentido la emoción de la creatividad,
he escrito mis versos con corazón y alma,
y he compartido mis sueños con la humanidad.
Sigan mis pasos, y encontrarán la inspiración,
en la belleza del mundo que nos rodea,
en la pasión y la emoción que late en mi corazón,
y en la creatividad que fluye de mi alma.
Yo me pregunto, ¿por qué tantas guerras?,
¿por qué tanta violencia y tanta muerte?
¿Por qué los hombres no pueden vivir en paz,
y deben recurrir a las armas para resolver sus diferencias?
¿Es por el poder, por la ambición, por la codicia?
¿O es por la ignorancia, por la falta de comprensión?
¿O es por la historia, por las heridas del pasado,
que no pueden sanar y siguen inflamándose?
Yo me pregunto, ¿dónde está la humanidad?,
¿dónde está la compasión, la empatía, la solidaridad?
¿Por qué no podemos aprender de nuestros errores,
y encontrar un camino hacia la paz y la armonía?
Pero aún así, yo creo en la humanidad,
yo creo en la capacidad del ser humano para amar,
para perdonar, para comprender y para compartir.
Y yo creo que un día, podremos vivir en paz,
sin guerras, sin violencia, sin miedo y sin dolor.
- Autor: Jaime Correa (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de enero de 2025 a las 06:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 29
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