La violencia, lejos de ser una muestra de fuerza, revela una profunda fragilidad. Quienes recurren a ella, demuestran una incapacidad para gestionar sus emociones y resolver conflictos de manera pacífica. La ira y la frustración, lejos de ser dominadas, se convierten en sus únicas herramientas de comunicación, evidenciando una carencia de habilidades sociales y emocionales.
La historia nos ha enseñado que la violencia, en todas sus formas, deja cicatrices profundas. No solo en quienes la sufren, sino también en quienes la ejercen. El rencor, la culpa y el miedo se convierten en compañeros inseparables de aquellos que han optado por este camino destructivo. La verdadera fortaleza reside en la capacidad de controlar nuestras emociones y responder a las adversidades con inteligencia y empatía.
En definitiva, la violencia es un atajo hacia la destrucción. El diálogo, la comprensión mutua y la búsqueda de soluciones pacíficas son las herramientas más poderosas para construir un mundo más justo y equitativo. Es hora de reconocer que la fuerza no se mide por la capacidad de infligir daño, sino por la valentía de enfrentar nuestros miedos y construir relaciones basadas en el respeto y la solidaridad.
© 2025 OneyCF.
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Autor:
Oney Cabrera Felizola (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 4 de enero de 2025 a las 13:28
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Andrea-R, JAGC, Polvora, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu
Comentarios1
Oney, me ha encantado como abordas el tema d ela violencia que heredamos por generaciones, por cultura y por aprendizaje.
He visto parejas violentas desear criar a un hijo de paz, pero el ejemplo arrastra amigo.
Abrazos y perdona por pasar tarde por este poema especial.
Gracias Elideth, también disfruto mucho la lectura de tus poemas.son muy buenos.gracias nuevamente.
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