Valparaíso

Salvador Galindo

Golem de piedra sorteando barricadas de sombra celestial.

Zanja tras zanja se van orillando. ¿Es esta una imagen patrimonial?

A menudo pienso en el ir y venir de su urbanidad ruidosa,

regada como por accidente sobre su acantilado imaginativo.

Magma líquido que evapora huellas humanas… y la hacen llamar paraíso

¡Vaya paraíso donde figura el hormigón insufrible!

Balcones imposibles, miradas frente a una inmensidad que no se sabe inmensa,

del otro lado subyugada a mero objeto voyerista.

¿Es solo el mar una excusa para su enraizarse?

Son aquellos cerros, calles, avenidas imposibles

Trazados de algún barrio inglés o alemán que incuba su promesa

Sobre el desaguadero de la cultura, los mitos de las orillas por importación

Figuración estética y estática de las olas, creaciones del viento

Esa es su intemperie, la erosión de su creatividad

Bautizada por la orina que refleja al narciso urbano

Hecha de la basura y del fuego que pintan fotografías y postales.

Quizá sea un afán por volver a costa de burocracia contemporánea

A alguna virginidad recóndita y perdida por la degradación del estilo y, sin embargo,

Valparaíso es sólo una idea fantasmagórica, una sombra de sí misma,

que se jacta de núcleo de contorsiones terrestres y supersticiones líquidas

¡He ahí su invencible patrimonio!

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