A veces el amanecer, a veces el anochecer

surcando los momentos

 

A veces me gusta el amanecer temprano,
cuando el sol despierta con su abrazo dorado,
y el mundo parece nacer de nuevo,
con promesas susurradas en el rocío fresco.

Me gusta el silencio que trae consigo,
la esperanza tímida de un día aún vacío,
el cielo pintado con tonos de fuego,
y el aire que huele a sueños nuevos.

Pero a veces, prefiero el anochecer,
cuando el sol se despide y empieza a ceder,
cuando el cielo se tiñe de un rojo cansado,
y la calma se posa en lo que ha pasado.

Me gusta su abrazo de sombras y calma,
el susurro suave que envuelve el alma,
la promesa de descanso tras la batalla,
y la paz que trae cuando todo se calla.

A veces, soy del día, de la luz que empieza,
de la claridad que abre puertas y fuerza,
y a veces, del ocaso, del misterio profundo,
de la noche que guarda los secretos del mundo.

Porque en mí habitan ambos, luz y oscuridad,
el sol que nace y la luna en su soledad,
y en ese vaivén, entre vida y reposo,
encuentro mi ser, complejo y hermoso.

 
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