Despedida

Después de tantos latigazos y noches perdidas, 
batallando junto a ti ante este inicuo sufrimiento,
sumergida en el dolor que causaría tu ausencia,
y aunque susurraba tu nombre en cada plegaria pidiendo clemencia, 
en tu semblante, ya tu destino estaba impreso.
Mientras esta desventura me arrebataba lo que más quiero,
sollozaba por no poder encontrar una salida.
Ver como se marchitaban nuestros sueños, 
y se vulneraban nuestros deseos, sin soportar esta desdicha.
Tú, adolecido, pero vigoroso ante el fatal acontecimiento,
y agonizando de verme cautiva padeciendo.
Añorabas mis abrazos y mis besos,
y entre frases encontradas exclamamos nuestros sentimientos,
me pediste perdón por partir primero,
pero tu consuelo era cuidarme desde el cielo.
Y en medio del sutil beso, continuó el celeste suspiro,
era difícil asimilar que ese te amo, fuera nuestra despedida,
no podía digerir tu dolorosa partida.
Desgarrada, y en medio de gritos, me aferré a tu cuerpo,
y mis lagrimas te inundaban mientras que deliraba con que fuera una pesadilla, pero la realidad, es que mi corazón estaba profanado en medio del funesto duelo.

Laura Meyer