Cambiar

Denise Arredondo

Después de todo lo comprendí.

Nunca pertenecí a ese lugar.

 

Después de todo lo comprendí.

No pertenecía ni allá, ni acá. Pertenecía a mi propio lugar, a ese que debí crear a base de dolores, tropezones, lágrimas y algún que otro día de felicidad.

 

Comprendí que me querían por lo que era y no por lo que podría llegar a ser, mis transformaciones hicieron que me quieran menos.

Pero yo sé que merecía ser feliz, merecía nuevas compañías, nuevas risas, nuevos momentos.

 

Después de todo lo comprendí.

La gente cambia, yo cambié. Y es válido. La vida es un proceso constante, una transformación constante. Hay que permitirse cambiar para permitirse avanzar, no siempre se puede crecer en el mismo lugar.

 

Cambiar no es malo.

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