Shekina me dijo, en un sueño brillante, que mi hijo, de alma radiante, debo devolverlo a la fuente serena, diez días de vipassana y el cielo ordena.
Los ángeles cantan, "Apu papito", en su eco divino siento lo infinito. Quiero leer antes de emprender mi andar, y en sueños pedirle a mi corte ancestral que un secreto cuente, que ilumine su paz, y en susurros de estrellas se quede jamás. Papito Wilcamayu, en tu cielo bendito, descubrí la esencia, un destello infinito. En mi frente, un ojo —o tal vez dos—, se desprendió al contacto de Dios. Mamá Raihna, Ayahuasca, en la concentración, me unió con el río en sagrada oración.
Quizá no me entiendas, o tal vez sí, soy lágrima sacra que flota en el aquí, un fragmento de estrella que tiembla y que viaja, una torre frugal que al divino trabaja. Por Dios y la patria, mi amor bendito, mi Cusco sagrado y mi sol arequipeño escrito. Que el deber no me pese, que el sueño me guíe, y en la luz de mi fe mi sendero confíe.
Hoy dejo en Cusco, con mi alma en calma, a ese hijo que siempre será mi alma. Lo devuelvo al Padre, a su celestial fulgor, hijo bendito, hecho de amor.
Dos lémures juegan entre ramas futuras, como símbolos puros de risas y curas.
Mi hijo hermoso, guerrero de luz, brillas eterno, en el cielo y en tu cruz.
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Autor:
Ela. (
Offline)
- Publicado: 8 de enero de 2025 a las 00:42
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Andy Lakota👨🚀, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, EmilianoDR
Comentarios1
AMEN!! BENDICIONES!! QUE DIOS TE BENDIGA!!!!!
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