A MIS POEMILLOS Y POEMILLAS

jvnavarro

Es hermoso vernos reflejados 
en aquello que escribimos
a lo largo de nuestras vidas.
 
Es lo nuestro parir
poemillos y poemillas
para ser expuestos,
de forma descarada
a la opinión pública.
 
Nacen nuestros versos 
a horcajadas,
ya sea sentados 
de pie
o de puntillas,
haga calor o frío,
haya paz
o guerras,
miserias 
o amores 
de esos que se guisan
a la antigua usanza,
ya la salsa bien calentita.
 
Padres amorosos,
de oficio poetas y poetisas,
se develan 
por esos sus hijos 
y los llenan de dulzuras,
hasta que cruzan esa edad
en que se establecen por si solos
para pasar a formar parte
de las grandes letras,
 en todas las lenguas y culturas.
 
Pobres de aquellas criaturas,
 poemillos y poemillas,
que se ven abocados 
a ser huérfanos, 
pues solo ellos conocerán
 la amargura,
de ir de casa en casa 
pidiendo de rodillas limosnillas.
 
Sin padres conocidos
se llenan nuestros poemas
 de eternas amarguras.
Es el anonimato para ellos 
algo parecido 
a una especie de laguna 
de la que no saldrán nunca,
para ver el ancho mar
y disfrutar de gratificantes aventuras.
 
Ir en paz hijos e hijas,
sabed que siempre 
en estas casas
 que fueron vuestras cunas,
habrá un poco de tinta,
papel y pluma,
al único fin
de ayudaros a quitaros de encima,
lo que os causa  sin duda
más tristezas y pavores 
 que manifiestas alegrías.
 
Poémame me decía
uno de mis poemillas
y lo saqué a la luz de la luna,
para que nunca más volviera a ser
un astro que no alumbra.
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