(Veinte)

“Como un dios,

que no se alimenta de oraciones

sino de sí mismo,

derriba el frágil viento

las palpitaciones de la superficie,

se bebe el agua hasta que se va,

y la noche, regresa,

como un espejismo cansado.

El sol,

Juega con la debilidad del joven

mientras busca su propio enigma,

sobre el polvo de arena,

había aprendido

una verdad hundida en su carne,

la sed ya no era su desastre,

sino que su guía,

como un faro, el agua que buscaba,

no estaba en la extensión de la arena.”

En su debilidad encontró un eco:

“No eres solo cuerpo,

eres sombra que dialoga con la luz,

eres agua que fluye en raíces escondidas,

 aunque no la veas entregan vida.

El joven cayó de rodillas,

la búsqueda está en la simplicidad

de su propia oración.”

 Tu espíritu miraba hacia otro lado,

mientras la ciudad desnudaba tu cuerpo

 con lentitud, como farolas débiles,

pero escarbaba tus huesos,

como una lengua de fuego

quiebra la piedra,

ya nada tienes, hasta tu piel

se engaña con tatuajes olvidados

del ayer,

no son parte de tus cambios

de hoy,

Así enfrentas cada día,

olvidando tu propia memoria,

la debilidad emerge,

no necesitas de la ancianidad

solo es tu rio, sin cauce.

 La fugacidad engaña juega,

a ser durable como un delgado hilo

que une tu cuerpo al asfalto.

En el lugar que te encuentres,

quizás, jugando con tu oasis

con tu pequeña oración.

Después de un viaje desnudo

la debilidad es una fuente

que cambia el color de tus huesos,

como el sol cambia el color

de los pétalos de una flor nueva.