En un rincón donde el cielo se inclina,
y el sol despierta a la calma divina,
camina el alma, sin prisa ni peso,
persiguiendo un sueño, buscando su beso.
El río susurra secretos de antaño,
canta las glorias del viejo rebaño.
Cada piedra en su lecho es un libro cerrado,
y el agua, su voz, lo ha interpretado.
El bosque se alza, guardián del misterio,
sus hojas son páginas de un gran cuaderno.
El viento, su lápiz, dibuja en el aire
versos eternos de un mundo que arde.
Las montañas vigilan desde su altura,
testigos callados de tanta aventura.
Hablan de amores que nunca murieron,
y de sueños rotos que se reconstruyeron.
En este viaje de sombra y de luz,
el alma encuentra su propia cruz.
Cae y se alza con fuerza infinita,
pues sabe que el tiempo no la limita.
Así sigue andando, dejando su huella,
como un ave errante que busca una estrella.
Y aunque el destino jamás se revele,
su paso eterno nunca se detiene.
- Autor: Daniii (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de enero de 2025 a las 18:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Jaime Alberto Garzón, alicia perez hernandez, JUSTO ALDÚ, EDUARDO FAUCHEUX, ElidethAbreu, Dr. Salvador Santoyo Sánchez, Andrea Chica 🌹, El Hombre de la Rosa, pasaba
Comentarios1
En un rincón donde el cielo se inclina,
y el sol despierta a la calma divina,
camina el alma, sin prisa ni peso,
es un buen poema.
gracias por compartirlo.
Saludos poeta Daniii
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