Para ti, hijo Amado

Soñado bebé, de dulces suspiros,
tesoro que llego a enriquecer mi existencia.
En tus ojos vi la promesa de vida,
el regalo divino que siempre se cuida.

Alegre mi niño, de risa brillante,
tu energía inunda cada instante.
Tus juegos y sueños llenan mi ser,
eres la luz que nunca dejará de brillar.

Observador joven, curioso y sabio,
exploras el mundo sin ningún horario.
Con preguntas profundas y ansias de más,
tu mente crece como un tormentoso río.

Futuro hombre, tan fuerte y valiente,
de corazón noble y alma consciente.
Aunque el tiempo avance y crezcas sin pausa,
mi amor por ti nunca tendrá distancia.

Te amo, hijo, desde el primer latido,
y en cada paso estaré contigo.
Eres mi orgullo, mi cielo, mi paz,
mi eterno abrazo, mi amor sin final.
G3