En la penumbra de la habitación el reloj marcaba al compás de lo que no regresaría,
cada tic-tac era un susurro del dolor que se aproximaba,
una punzada que perforaba el corazón de Anita.
Sus ojos, hinchados por lágrimas que brotaban sin control,
se posaron en la cama donde su madre yacía,
mientras su moribundo corazón anunciaba la inevitable partida.
Ana se acercó con una mezcla de temor e inseguridad
y sujetó la mano de su madre en búsqueda de señales de vida,
pero se enfrentó a la cruda realidad: su madre ya no existía.
En ese instante el tiempo parecía haberse detenido,
y su mundo se reducía a un profundo vacío,
era un torrente de emociones donde la tristeza cesar no pretendía.
Sumergida en un mar de desolación,
Ana estaba atravesando un momento que nunca imaginó
donde se sentía fragmentada y perdida.
Observó la habitación, y era un santuario de recuerdos,
donde cada rincón fue testigo de los abrazos acogedores y del inagotable amor,
pero ahora esa habitación también reflejaba mucha melancolía.
Ana, con el corazón hecho pedazos seguía explorando la habitación,
para buscar el consuelo de su madre en aquellos objetos que hablaban de amor
y su mirada quedó atrapada en aquella silla vacía.
Esa silla, era la misma que su madre siempre le señalaba y con un fuerte abrazo le repetía,
cuando mi silla esté vacía, tu memoria quedará colmada de valiosos recuerdos,
así, cuando mires la silla sabrás que nunca estaré realmente lejos.
Desde ese segundo, Ana se aferró a esos momentos donde su madre era su refugio,
también a sus sabios consejos que la hacían sentirse protegida y a su legado de amor.
A pesar de que su madre ya no esté, su amor seguirá floreciendo en un jardín que siempre añorará su ser, el mismo ser que siempre le enseñó a renacer.
Laura Meyer
- Autor: Laura Meyer ( Offline)
- Publicado: 11 de enero de 2025 a las 00:59
- Categoría: Triste
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Mauro Enrique Lopez Z., Classman, JAGC, Alexandra L, JUSTO ALDÚ
Comentarios2
Laura, mis respetos, y mi aplauso.
Gracias a ti por tomarte el tiempo de leerlo. Saludos
Bellamente triste y que de alguna manera me representa.
La silla ( en mí caso, una mecedora de roble claro) y un sin fin de gratos recuerdos circundan cara rincón de la casa!
La verdad, me haz hecho emocionar hasta las lágrimas.
Gracias.
Fue hermoso leerte.
Luis.
Gracias por tus palabras cargadas de sentimiento, de igual manera, por compartir tu sentir conmigo. Esa mecedora vacía, siempre tendrá un poder especial para conectarte con su alma. ¡Fuerte abrazo!
Así es!
Justamente hoy, hacen tres años y cuatro meses de su partida.
Gracias por tus palabras.
Que tu día sea maravilloso!🌺
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