Mi extraño vicio

Te has convertido en ese vicio que si bien no ha llenado mis vacíos ha hecho ver que tengo muchos más.
Provocando un dolor sobre otro.
Me he comprado, comido, bebido y bañado mis emociones en un escape por rescatar lo poco que queda de mí. 
Quizá si fue muy mala idea mostrarte mis dos lados, creer que estábamos en sintonía. Pero es que tu vibración, esa voz, esa mirada y la calidez de tus palabras despertaron ese lado que hace que me abrace de las cosas y personas. 

Hice mal en hacerle espacio a la costumbre de tenerte, de escucharte y dejarme tocar en lo más profundo.
Hice mal en enamorarme, en encontrar en ti, ese analgésico que solo me anestesió un ratito el alma.
Ésta alma mía que ya estaba más que rota y solo buscaba la forma de unirse de nuevo, de volver a estar completa.
Y a pesar de que lo supiste, te fuiste intempestivamente como llegaste.
No te culpo por herirme, ni te culpo por marcharte.
Me culpo a mi por haberme quitado la piel antes de tiempo.

Por querer darte lo que jamás me pediste.