ORILLAS Y ETERNIDADES

Hernán Mejía Silva

Zarpaban los barcos al horizonte nocturno,

quemando los cielos con sus luces,

luciérnagas del presente,

nostalgias del futuro, que abrían de llevarme…

 

Te hablo desde la orilla de la rambla,

con un ojo incrustado en aquel sueño,

corazón extranjero que late taciturno,

aguardando en la intersección de los cruces.

 

Se que me escuchas con eco ausente,

en esta resignación por observarme,

mas de mis ausencias no soy dueño,

por haber naufragado en tus extravagancias.

 

El mar siempre llama, es verdad,

lo hace una y otra vez más,

por su belleza de atracción,

por su imponente transformación.

 

Estoy en la orilla de la nada,

navegando tu recuerdo,

delirante puerto que mana,

de un momento quieto.

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