Ella

Totan de James

Se dedica a vivir con los ojos cerrados, no bebe, solo siente. Cada asalto que tiene es un encuentro; así rasguña la puerta y entra. Todos se acuerdan de ella porque les duele verla así. ¿Qué es mejor, apagarle la luz definitivamente o guiarla a lo desconocido para que no se acuerde más?

Allí va caminando una vez más, lento, tomándose el pulso. Aunque todo sigue igual, no toma la atención de la audiencia. ¿Por qué? Porque hay cosas que no se cuentan... Como verla caminar, disfrutando su obscuridad cuando puede estar bien o mal.

Y qué más da... La vida la quiso así, verse primero a ella ante el mundo que la rodea.

Es ella, la compañera del minutero.

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