Bendiciones de Dios

Mauro Enrique Lopez Z.

Ayer tenía una pena por muchas 

razones.

Una de ellas por tú ausencia. 

Llegó la noche me quedé dormido;

en mi sueño soñaba que yo te 

perdonaba.

 Qué bonito fue que 

un rayo de sol me despertó,

 Me asomé a la ventana, que hermoso 

es la vida y yo apenado tomé un 

buen bocado.

Llegué a mi trabajo 

que alegría fue que mi Dios había 

bendicido a los pescadores.

Ese día fue grandioso, que regresé 

a casa alegre porque, comprobé 

que tú no me haces falta,

que para ser dichoso solo hay que recibir 

la bendiciónes del Creador y con 

eso me basta. 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.