Cuando la noche despliega su manto estrellado,
el susurro del silencio se hace un canto sagrado.
Las sombras se alargan, danza suave y callada,
y en el aire flotan las memorias anheladas.
Recuerdos de palabras bajo la luz de la luna,
donde el tiempo se detiene, y el alma se acuna.
Las risas compartidas, los secretos murmurados,
en cada rincón oscuro, los sueños arropados.
La brisa nocturna trae ecos de promesas,
que el corazón guardó en dulces certezas.
Los caminos recorridos, los abrazos perdidos,
se vuelven luces parpadeantes en mis sentidos.
Contemplo las estrellas que titilan lejanas,
como pequeñas historias de vidas humanas.
Y en este cielo inmenso, donde todo es silencio,
encuentro la belleza en el eco de un pensamiento.
La noche, con su encanto, invita a recordar,
los momentos vividos, el amor de soñar.
Y aunque la nostalgia a veces pueda pesar,
la luz de la luna siempre sabe consolar.
Así, mientras el mundo descansa y se olvida,
la noche me envuelve en su mágica vida.
Cada estrella brilla, un susurro sereno,
y en este abrazo oscuro, encuentro mi terreno.
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Autor:
sti (
Offline) - Publicado: 18 de enero de 2025 a las 13:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
Offline)
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