¡Qué triste es este destino que me atormenta!
Ahogado entre humo, cual mar de sombras,
Y en cada sorbo de mi café, en cada suspiro,
rememoro el dulce rostro del cual aspiro.
¡Oh luna, fiel confidente de mis penas!
Cada vez que te miro, mis ojos se llenan
del recuerdo ausente de sus ojos,
aquellos que brillaban como estrellas perdidas en la vastedad de mi cariño.
¿Cómo podría escapar de ti, si en cada rincón de mi ser
te hallo, te busco, te anhelo?
Tu imagen es la niebla que envuelve mi mente
Eres mi condena, mi eterno pensamiento errante
¡Soy un tonto, sí, un idiota!
Un idiota que se desvanece en la distancia de tu mirada.
Perdido en el eco de tus palabras calladas,
Soy la niebla distante, el humo que se dispersa sin saber hacia dónde.
¡Oh cruel destino! ¿Por qué me dejas así,
prisionero de mis propias emociones?
Tú, que me das la dulce miseria de amarte,
¿Por qué jamás me permites alcanzarte?
- Autor: Ari (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de enero de 2025 a las 05:21
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Andy Lakota👨🚀, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
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