La música es suficiente.

Johanna.

Me dejé arrastrar por la corriente de la ciudad, el sonido de la calle envuelve, un nuevo álbum suena en repeat como un escape, un recordatorio de que el mundo sigue girando aunque yo me quede en el mismo lugar.

Me puse la chaqueta que más gritaba “dale, está bien” y me pinté los labios mate para no perder el color. Ciudad despierta, noche larga, luces que invitan a perderme, y en los rostros que cruzaban el mío veía posibilidades, no promesas.

Una conversación superficial, baile lento siguiendo el ritmo, roce accidental sin intención profunda y una disculpa. Todo es suficiente y nada lo es, no quiero que pasen cosas. No hay luz verde, no quiero jugar.

No busco en nadie, aunque a veces creo encontrar. Solo quiero que mi mente se desconecte, que el momento me consuma.

Y si esta noche no cambió nada, no importa. Por ahora, la música es suficiente.

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