Sobre los cielos.

Mil vaggio

Hay un cielo para cada calle, para cada barrio, para cada esquina, hay un cielo para cada espejo y para cada mirada, hay un cielo para todos, pero es un cielo distinto, un cielo que solo nosotros desciframos como individuos. Mi cielo de esta tarde no es el mismo que el tuyo, aunque esté constituido por la misma materia. Hay un cielo para cada gato y para cada paloma, uno para la flor y para el colibrí, para el camello y el oso del Ártico, para la abeja y el delfín. Inventamos nuevos cielos, pero no es el cielo en sí lo que cambia, lo que realmente hace diferentes nuestros cielos es la mirada, el acto de contemplación, el asunto y la autonomía del mirador. Hay cielos tristes, los hay desbordantes, confusos y abstractos, etéreos e inolvidables, desgarradores, fugaces, hay cielos que se quedan, cielos que mueren, que matan y unos que nunca ven la luz.

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