El tiempo avanza, constante viajero,
trazando senderos en cada sendero.
No mira atrás, no pide permiso,
es dueño de todo, maestro impreciso.
Nos toma de la mano al nacer la aurora,
y con cada ocaso sus pasos devora.
Nos lleva de prisa, nos enseña a volar,
y luego en silencio nos deja mirar.
¿Quién eres, tiempo, que todo transformas,
que haces y deshaces las vidas y formas?
Eres amigo que nunca se queda,
eres rival que siempre se enreda.
En tus días claros, la risa resuena,
y en tus noches largas, la vida es pena.
Eres reloj que nunca descansa,
marcando el compás de cada esperanza.
Tú, que pintas arrugas en la piel que era lisa,
que escondes las huellas en cada sonrisa,
nos muestras el ciclo eterno del ser:
nacer, crecer, amar y volver.
¿Es tu paso cruel o es un regalo?
En tus manos todo se ha forjado.
El amor, el arte, el dolor, la fe,
todo camina contigo y con él.
No tememos tus pasos, aunque son inciertos,
pues nos llevas lejos, nos haces despiertos.
Eres la medida de lo que soñamos,
y también el límite de lo que logramos.
En cada segundo que nos has robado,
hay un universo que hemos creado.
Un beso, un abrazo, un verso, una herida,
todo está tejido en tu tela de vida.
Así, tiempo, aunque nos despojes,
aunque al final en sombras nos arrojes,
te agradecemos cada momento,
porque eres la esencia de nuestro argumento.
Y cuando el último susurro se pierda en el viento,
cuando la llama se apague en el firmamento,
sabremos que el viaje valió la pena,
porque en tus rostros vive nuestra escena.
- Autor: Daniii (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de enero de 2025 a las 02:32
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 2
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