De vez en cuando, mi corazón se dilata, mi mente se dispara y la sangre se me congela.
No sé si es por tu naturaleza extrema que caigo en tu condena y no veo otra salida.
Te amé con pausa y sin prisa, tu seriedad y tu sonrisa y ahora solo me queda la brisa.
Busqué solución a mis días, tranquilidad a mi vida, pero no encuentro calma; nada me alivia.
Mentiría si dijera que no me importa tu ida; aquí estoy sentado observando cada foto, cada video.
Mi interior arde como un infierno; por fuera, en la calle, es invierno y eso que te conocí un verano.
Sé que estás feliz lejos de mi lado; mis alas están cortadas y ya no levanto vuelo.
Que te hayas ido no es un misterio, ya lo sabía; era cuestión del verdugo al que llamo "tiempo".
Siempre supe que tu corazón no me pertenecía, que no fue por mí que siempre latía.
Ahora heme aquí sentado como un perro abandonado, esperando iluso algo que ya no regresará.
Lo único que me queda decirte es que te vaya bien, que seas feliz en donde estés.
Yo pensaré en ti mes a mes, porque dentro de poco ya de mí te habrás olvidado.
- Autor: EMBAR (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de enero de 2025 a las 23:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: ElidethAbreu, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
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