Lumbre verdadera

Marcos Magallanes

“La crisis actual del arte, y también de la literatura
puede atribuirse a la crisis de la fantasía, a la desaparición del otro,
es decir, a la agonía del Eros.”
― Byung-Chul Han, La Agonía del Eros


Te olvidaste de vos. Caíste
― pese al mandato de los nuevos Dioses―
bastante lejos de tu propio cuerpo.
Te moriste por un segundo;
nadie te dijo que eso era el amor
pero lo supiste.
Ocupaste todas las cosas del mundo.
En todas las bocas estuviste
y fuiste carne y deseo imposibles,
viste los remotos pliegues de las sombras,
el trazo inagotable de la fantasía,
y quisiste saber a dónde iban, de dónde venían
y viviste todas esas vidas en un segundo.
Esa otra frontera, invisible,
impenetrable, de pronto se abrió
te envolvió con sus brazos, con sus piernas,
y te incrustó bajo la piel cristales de tiempo
amargas perlas de soledad, joyería miserable,
y te llenó de una omnipotencia ajena, 
de una lumbre verdadera y vida, y estabas muerto.

 

Luego te arrastraron, te sacaron del mundo:
ven aquí, de nuevo a tu cuerpo,
al ocaso de este solipsismo enajenado, 
a la agonía de un Dios viejo,
a las pirámides de papel,
a las pasarelas de luces frías,
a la piscina dónde te ahogas para que te vean,
padeciendo tu suerte y llamándolo libertad,
queriendo construir desde la pobreza absoluta 
y el alma cercenada.

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