SOLEDAD INVERNAL

El frio del invierno se mezcla
con la fría soledad con que lucha,
transita, pernocta y vive mi alma.

Y que al unirse, forman una reacción
explosiva que estalla en mi interior,
destrozando la débil y exigua alegría
que aún habita en mi viejo corazón.

Todo son lágrimas a mi alrededor,
lágrimas tristes de dolor y fría angustia.
Lágrimas de hielo inmutables y duras…
que circulan por mis cansadas venas.
Apagando en su atormentado recorrido
el fuego y el furor de mi sangre tranquila
y ardiente, convirtiendo su fiel y natural
itinerario en un calvario, de dolor y pena,
pena y malestar, por no tenerte conmigo.

¿Dónde estás, por qué lugar transitas,
después de tu triste y cruel abandono?
¡Vuelve amor mío, vuelve junto a mí!
¡No me atrevo a pensar que te has ido,
que me has abandonado para siempre!

Vuelve, que mi vida sin ti no es vida.
Mi vida sin ti es un continuo vagar
por las vacías estancias de la casa.
Esperando inútilmente, encontrarte
escondida detrás de la última puerta
que abro, que miro y vuelvo a cerrar
después, decepcionado y angustiado.

No soporto el frio del invierno sin ti,
necesito el abrigo y calor de tus abrazos,
la paz y el bienestar que ofrecen tus besos.
¡Que dura es la soledad del invierno sin ti!