Naci Para Amarte

Créeme cuando te digo que siempre pienso en ti.

No importa lo ocupado que esté mi día o cuántas cosas tenga que hacer;

siempre estás en mi mente.

Incluso en medio de algo importante, cuando debería estar concentrado,

mis pensamientos siempre parecen volver a ti.

Es como si te hubieras convertido en un residente permanente en mi mente,

una presencia constante de la que no puedo deshacerme ni aunque quisiera.

Puedo ver la silueta de tu cuerpo cuando cierro los ojos.

Oigo tus pasos por la noche cuando me siento solo.

Tu risa hace un eco en mi mente.

A veces me pregunto si te das cuenta de hasta qué punto ocupas mis pensamientos,

de la facilidad con la que ocupas espacio en mi mente.

Estás ahí en los momentos tranquilos, en los ruidosos e incluso cuando intento alejarte.

Siempre estás ahí, como un latido del corazón en el que no tengo que pensar,

pero sin el cual no puedo vivir. Te juro que en ocasiones te he visto acostada en mi cama.

Es extraño cómo te has arraigado tan profundamente en mi conciencia.

No importa lo que pase, siempre estás ahí.

No importa lo lejos que estemos, o incluso si nunca volvamos a hablar.

Los recuerdos que creamos, los sentimientos que compartimos,

aun las pláticas que duraban toda la noche,

todos han dejado una marca indeleble en mí.

Estás entretejida en la estructura de mi ser, una parte de mí que no puedo borrar.

Y quizás eso esté bien. Tal vez sea un testimonio del impacto que tuviste en mi vida,

un recordatorio de los hermosos momentos que compartimos.

Incluso si las cosas no salieron como esperábamos,

siempre recordaré con amor el tiempo que pasamos juntos.

Siempre tendrás un lugar especial en mi corazón, un capítulo de mi vida que nunca olvidaré.

Es un testimonio de tu belleza,

de lo increíble que eres, que nací para amarte.