Perdón por las palabras que no dije,
por las que, al salir, herían tu alma,
por el silencio que dejó su sombra,
y por las promesas rotas sin calma.
Perdón por mis pasos en falso,
por las veces que no supe escuchar,
por los días que olvidé tus heridas,
por no estar cuando solías llorar.
Perdón por la lluvia que causé en tus ojos,
por las noches que dejé sin estrellas,
por cargar mi orgullo como un escudo
y no ver lo mucho que sufrías por ellas.
Perdón por los inviernos que sembré en tu pecho,
por las ausencias que rompieron tu fe,
por las palabras que, como dagas,
te hirieron cuando más buscabas mi bien.
Te pido perdón por no ser perfecto,
por ser humano y errar tantas veces,
por no sanar las grietas del camino
y permitir que en ellas el dolor creciese.
Perdón, no solo como palabra fugaz,
sino como un puente hacia la esperanza,
como una promesa de días mejores,
de un corazón que enmendará su balanza.
Hoy me armo de valor y humildad,
para enfrentar los errores del ayer,
construir de nuevo aquello que rompí,
y demostrarte que aún se puede creer.
Perdón, no es solo lo que imploro,
es el acto de aprender a cambiar,
de ser mejor, de ser más humano,
y nunca más dejarte de cuidar.
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Autor:
Daniii (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 25 de enero de 2025 a las 12:23
- Categoría: Perdón
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, JUSTO ALDÚ, Mauro Enrique Lopez Z.
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