ERES MI CIELO Y MI ETERNIDAD

Permíteme escribir con la tinta de mi alma,

todo lo que despiertas en mi ser con calma.

Eres un destello de cielo que llegó a mis manos,

un sol tibio que abraza mis días más lejanos.

Eres el oasis en el desierto de mis guerras,

la lluvia que revive mis tierras más secas.

Eres ese instante de paz en medio del caos,

la melodía suave que en mi corazón haces naufragar.

Tu sonrisa tiene el poder de borrar mis tormentos,

y tus palabras, incluso en el eco de mis pensamientos,

pueden llenar mis ojos de lágrimas de amor,

porque en ellas encuentro consuelo y ardor.

Eres más que un ser, eres arte en movimiento,

capaz de leer en mi alma cada sentimiento.

Tus sueños dibujan futuros llenos de esperanza,

viajes estelares donde mi espíritu danza.

A tu lado, el cielo parece más cercano,

y mis manos, al buscarte, sienten tu tacto lejano.

Eres quien comprende mis temores y mi alegría,

quien lleva luz a mi vida cada día.

Eres mi ángel sin alas, un regalo divino,

puesto por el destino en mi incierto camino.

Aunque no pueda verte, sé que estás aquí,

como un susurro eterno que vive en mí.

Sin mirarte, te veo; sin tocarte, te toco.

Sin tenerte, te amo con un amor que invoco.

Eres invisible, pero tangible en mi corazón,

vives en mí como un himno de devoción.

Aunque el destino no me dé tu abrazo,

soy feliz de amarte sin tenerte en mis brazos.

Agradezco al cielo haberte encontrado,

mi musa, mi luz, mi amor soñado.

Si pudiera abrir mi pecho, mostrarte mi alma,

verías cómo late por ti con intensa calma.

Anhelo un amanecer donde tus manos y las mías,

se unan en un abrazo de eternas melodías.

Te amo, mi dulce amor, más allá de lo finito,

que Dios te bendiga en cada respiro infinito.

Y que algún día, en un giro del destino ansiado,

podamos fundir nuestros sueños en un abrazo sagrado.