Caramela

Jesus de los Angeles Valdivieso Alarcon

Caramela, le dije, caramela.
Envíame una foto de tu alma descubierta.
No puedo —me dijo— mi alma está repartida
Entre dos semillas y un lecho,
Un lecho y una vida.
No importa, le dije —Caramela— esas semillas germinarán
Y ese lecho pronto estará frío.
Pero ahora, mientras aún late el calor,
Muéstrame ese fuego reprimido,
El brillo que se esconde en tu mirada,
La fuerza que te permite ser.
No necesito una foto, Caramela,
—Necesito sentir la razón de tu alma—
El latido que resuena en el silencio,
La canción que solo tú puedes cantar.
Porque aunque tu alma esté dispersa,
Su esencia permanente provoca,
Su aroma persistente, atrae
Y su promesa de completa primavera
Permanece latente en mi memoria,

No importa que tengas dos semillas,
No importa esa cicatriz en el vientre bajo,
Un susurro que me dice que aún estás viva,
Que aún hay fuego en tu corazón,
Que aún hay inocencia en tu mirada.

Aún hay Caramela en ti,

Envíame una foto le dije —Caramela— 
Que por más experiencias que hayas vivido,
Un día no siempre es el mismo porque amanezca.

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