Volviendo al cascarón,
Con una copa de ron,
Y un par de dientes menos,
¿Se siente cálido, no?
La comida de mamá ya no está,
Y la que hago yo se siente insípida,
Su gran retrato deslumbra el salón,
Más mi débil mente de varón; piensa que realmente me están observando,
Pero esa creencia ya me devastó hace tiempo,
Y en esto que se oye el hielo que me estoy sirviendo...
Se quiere hacer entender una voz desde una alejada habitación diciendo...
"¿Quién dice que no te esté observando?"
Ni reaccioné,
Pues estaba ebrio,
"La imaginación, obvio",
Hasta que apareció,
Delante de mí y su corazón me abrió,
Deslumbró con su ternura un mundo grisáceo,
Extinguió mi cesio,
Allí se hallaba: Entre sus manos un corazón con la cara de mi padre tallada,
Al que tanto añoraba,
Sin hablar ella hablaba...,
Verla era un vicio vacío en prisión,
Prisión mermelada,
Pensé: "¿Cuál es el precio?"
Esta hazaña...
¿Si sucedió?
Atíntesis.
-
Autor:
Atíntesis (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 28 de enero de 2025 a las 01:05
- Categoría: familia
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.