(Veintinueve)

OscarCampos

 

 

“El tiempo recoge tus latidos

desde el primer aliento,

¿Cuándo se detiene?

Una ola en el mar,

¿Dónde empieza? ¿Dónde termina?

Quizás, en una burbuja,

que se deshace en un instante.

 

Que el hombre toca una puerta

con sus propios límites de soledad,

desea regresar, pero las despedidas

 inevitables como el horizonte

que solo cambia las formas de su sombra.

 

Hay un árbol a tu paso de cada día,

sus hojas parecen nada,

pero son parte del tiempo,

como tu piel, como las palabras

que no alcanzaron a tener significado.”

 

 

El silencio de la caverna lo envolvió,

el joven cerro los ojos,

escucho el latido del tiempo

bajo sus pies y comprendió, su piel,

sus manos habían aprendido

 a recoger las flores de su jardín.

 

Había entrado a esa caverna,

y cruzado el umbral,

 perdió el miedo,

sintió que todo se detenía,

el reloj es un faro del pasado,

tu eres tiempo y silencio,

así encuentras la raíz de ti mismo,

así enfrentas las respuestas.

El desierto le enseñó,

los pasos de su historia,

en el umbral de la caverna

se sumergía en su propio corazón.

 

Hay viejas oraciones en la caverna.

En la ciudad, hay cavernas sin oraciones,

solo una idea vacía del tiempo

que se escapa entre estaciones de la vida.

 

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