Una furgo

Alberto Escobar

 

 

 

Una furgoneta roja, 
de un rojo carmesí, 
clásica, de esas 
que reparten pasteles,
de tienda en tienda;
desde la ventana, ahora,
saliendo de donde estaba,
aparcada entre otras furgos,
blancas las otras, hermanas
no de sangre, marcheando
hacia atrás, el conductor
ojo en retrovisor, maniobra
no fácil porque a pocos metros
a la izquierda pierde la visión
de los que entran por la vía
que sale de servicio de la ese treinta,
está nervioso porque se la juega, sol
—al menos tiene esa alegría—, volante
torsionado con fiereza, el estrés
se apodera de sus dedos, tiene prisa,
se le alojan en la cabina pasteles
delicados que si no se sirven a tiempo
corren el riesgo de pudrirse, la tensión
se le corta en la cara, las facciones
se profundizan contra los surcos
que ya se esculpieron en anteriores
maniobras; se decide a dar marcha
atrás, gira en dirección de cabeza 
hacia la avenida Andalucía y entra
al fin en ella, respira hondo, ha salido
con suceso del trance, pone la radio
para celebrar el logro, los cuarenta
principales, y oye que el Betis pierde
contra el Baracaldo, se le oscurece
la alegría y se restituye al momento
anterior, la nueva tensión, que parecía
olvidada, vuelve a esculpir surcos
en la cara, y nuevas arrugas nacen. 
El Betis marca el gol del empate
—siempre regresa el sol de su escondite—. 

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  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de enero de 2025 a las 09:00
  • Comentario del autor sobre el poema: Lo único real era una furgoneta roja saliendo de un aparcamiento al fondo de mi ventana. Todo lo demás es locura.
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 19
  • Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Alexandra l, Pilar Luna, EmilianoDR, Luis 091
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