TRASLUCIDO CORPIÑO

Wilson Delgado

TRASLÚCIDO CORPIÑO.  

 

Dicen los poetas que hay flores y hay mujeres; pero, tú en mí, inquietas hacer métrica en mis letras, porque haces en mí, postura de poeta.  

Tú viertes vinos en mis letras, y lo emborrachas. Mientras yo delirio con proeza a las flores, y te comparo en vano, porque rebasas sus deidades.  

Tu traslúcido corpiño me traslada a los imperios de los deseos y vago en ellos y amo.  

Me torturas púrpura de mar, letra seductora, templo de jadeo; me haces viento, escriba, poeta y mendigo, ¡mujer!  

Eres pronóstico de los náufragos de tus labios, de los que invocan y desean dormirse en tus parpados.  

Duermes como propuesta de los caballeros nocturnos, de los bohemios, de los literarios en causa, ¡mujer! 

 Dicen los poetas, que hay flores y hay mujeres, y ambos casos son cultivos de poesía; pero, tú en mí, inquietas hacer métrica en mis letras, porque haces en mí, postura de poeta.  

“No es tributo que pido de ti, mujer. Pido extinguirme en ti y en tus más grandes anhelos que tu cuerpo puede pedir”  

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