Quizá mi voz resuene como un eco inconfundible,
una vibración que deja huellas en la memoria del aire.
Mi escritura, en cambio, sigue siendo un abismo para ti,
un territorio indescifrable donde se extravía el eco de mi ser.
Pero si reconoces mis lugares comunes,
los mismos de siempre:
mi voz y mi palabra,
entenderás que mi vida se ha escrito en ellas.
Cada vez que he dicho "te amo", un matiz nuevo ha emergido,
un destello inédito en la constelación de mi existir,
una nueva chispa en la tinta de la eternidad.
Te confieso: a veces me pierdo en un estado de borramiento por gravedad,
como si el peso de mi propio ser me desbordara.
Sé que un nacimiento se gestaba en mi garganta,
y su alumbramiento no fue sencillo.
Imagino que la palabra escrita es la forma más pura de la creación,
un universo que se expande en la vastedad del silencio.
Si esto es cierto,
entonces he dado a luz incontables mundos
en cada declaración de amor que te he susurrado.
Y tú, siendo el centro gravitacional de mi verbo,
es el momento de que asumas la responsabilidad de ese cosmos.
Compréndelo, de una vez,
no se trata de rendir el mundo ante ti—
es un gesto banal, insulso—,
sino de haber tejido un cosmos donde el tiempo respira solo para ti.
Entre las estrellas de cada verso,
te espero,
como quien aguarda la madrugada en el horizonte,
sabedor de que la oscuridad es solo el preludio
de lo que la luz, por fin, revelará.
No me pidas que deshaga lo dicho,
ni que borre el mapa de estos mundos nacidos,
porque son los vestigios de un amor que no tiene final.
Cada palabra, aunque dispersa, sigue su curso,
como ríos que se entrelazan en un solo océano.
Has sido la musa de mi espacio,
la raíz de cada pregunta sin respuesta,
y, sin embargo, no exiges explicación alguna.
Solo escuchas el susurro de lo que fui,
lo que soy, lo que seré en este vórtice de lo indecible.
Hoy te entrego la última estrella que aún me queda,
no como sacrificio, sino como ofrenda,
la que brilla en la sombra de lo irremediable.
En ella encontrarás todo lo que mi ser no sabe decir,
todo lo que la memoria de la carne no alcanza a recordar.
- Autor: Milber Fuentes ( Offline)
- Publicado: 31 de enero de 2025 a las 06:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Milber Fuentes, EmilianoDR
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