Señor de los romanos del Imperio,
en York fue coronado por soldados,
en Susa comenzó sus postulados,
en Milvio cimentó su ministerio.
Amparo de cristianos su criterio,
por Cristo sus escudos van marcados,
los lábaros de Dios son paseados,
¡al son de su sereno magisterio!
Tras ver su territorio sin cuarteto,
miró su decaer capitolino
y dió Constantinopla por decreto.
Atento pasajero peregrino,
¡cruzaste sin prestarle tu respeto
al gran emperador san Constantino!
- Autor: λM (Seudónimo) ( Online)
- Publicado: 1 de febrero de 2025 a las 06:30
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.