MIS CREENCIAS

MIS CREENCIAS

Me das la vida Señor

sí por vivir he pecado

tanto, y lo que me has dado              

en la vida, sin pudor,

Tu amor es abrasador

para virtud en la fe

yo me mantengo en tu Ser,

poder recostarme en Ti

y en esta vida vivir

querer vivir por querer.

Si por el mundo entregaste

tu vida y humillación,

todo fue en devoción

de la vida que buscaste,

y sufrimiento encontraste,

para salvar nuestras almas

y tener la vida en calma

con la fe que proporcionas,

Tú que nunca me abandonas

del Original que te ama.

En la cárcel prisionero

aquí en este ingrato mundo,

por ese vivir profundo

que nos obliga el dinero,

siendo el camino de arriero,

estaremos en tu juicio

no utilizar artificios

para acometer tu mundo

siempre con tu amor profundo

sin alimentar perjuicios

¿¡Señor!, seremos en Ti,

sí en comodidad vivimos?

y en verdad no compartimos

parte de lo que hay en mí,

viviendo así lo que vi

por tú enseñanza muero.

Sí amo porque Te quiero,

a tu enseñanza me acojo

sin rencor y sin enojo,

vivo por lo que requiero.

Si los hombres en la Tierra,

la vivamos cual hermanos

entre sí, nos ayudamos,

sobre todo, aquel que yerra,

y no entremos en la guerra

qué usar el poder suntuoso,

creyéndose poderoso

manda y decide en las gentes

que sintiéndose potentes

mandando cual tenebroso.

Ahora en Ti, sí quiero estar,

a tu deber me someto

aun siendo hombre inquieto,

decisiones, en Tu nombre,

leyes que, en favor del hombre,

a Tu Iglesia ha llevado

sin haberse consensuado,

las decisiones del alma

que moral del hombre aclama

y a Tus hijos bien hallados.

¡Señor!, pecador que soy,

a tu bondad me confío

y en tu Espíritu me alío

camino de ti yo voy,

en años últimos estoy,

y al querer en orden mi alma,

propongo a mi gente calma

y en la vida que al vivir

que el amor a repartir

para a mi entorno reclama.

Así Te espero paciente

a las puertas de la Gloria

tu amor y misericordia

lo concedes inminente,

junto a tu etérea alma, verte,

en la eternidad el tenerte

para que la vida eterna

será Cielo y no caverna

ya hasta mí sentir convierte.

Roberto J. Martín González