La soledad de los casados,
la soledad que no fuiste,
la soledad de los varados,
la soledad que me viste.
La soledad de los durmientes,
la soledad de los hermanos,
la soledad del lumbre caliente,
la soledad que atrapa mi mano.
La soledad de la ciudad,
la soledad de la cercanía,
la soledad en vanidad,
la soledad del alma mía.
La soledad espasmódica,
la soledad tabaquista,
la soledad no verídica,
mi soledad esclavista.
A estas canto alegre,
canto alegre en soledad
y miento porque es alegre
no sufrir en soledad.
A estas canto en soledad
y me endoso la mentira,
la mentira de esta soledad,
de esta soledad tan tibia.
Esta soledad murmurante
con látigo amoroso concebida,
me hace mentir desconcertante
hasta al último paisaje que me abriga.
No puedo sus pasos alejar,
me sigue como el corazón late,
tan sólo puedo continuar,
no puedo permitir que me mate.
- Autor: Vicente Ferrer (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de noviembre de 2010 a las 16:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 66
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