Las noches son largas, el silencio profundo,
mi alma busca consuelo en un mundo sin rumbo.
El eco de un sueño que nunca llegó,
se aferra a mi pecho, y el dolor no cesó.
Así, en la penumbra, me quedo a esperar,
que un nuevo amanecer me vuelva a encontrar.
Pero hoy, solo hoy, lloro en mi rincón,
por la pérdida amarga de un sueño en mi corazón.
Lo daría todo por volver a soñar,
por recobrar la ilusión que tenía antes de naufragar,
esa pasión y emoción que le dan sentido al alma,
la maravillosa felicidad del que sueña paz.
Todo este malestar empieza con un sueño partido,
algo que nunca he tenido y sin embargo siempre he querido.
¿Cómo una cosa imaginaria puede destruirte tanto el alma?
Haciendo que desaparezca toda la calma.
Estoy de luto por este anhelo perenne,
evocando aquel día en el que todavía deseaba.
Un pensamiento del cual no puedo abstenerme
abarrota mi mente sin que pueda hacer nada.
¿Cómo es posible que una sola idea pueda controlar todo un universo?
Que a través de ese caleidoscopio lo único que se divise es un vacío inmenso.
Incluso en los tonos grises puede haber amaneceres, ¿es cierto?
Hay que aceptar que nada es perfecto.
Estoy tan cansada, agotada de recordar y de sollozar,
exhausta de no poder soportar todo este dolor que me asfixia.
Es una tortura que parece nunca acabar,
un huracán que soy incapaz de controlar.
No hay pero muerte para un soñador que la herida de nunca haberlo conseguido.
Convencerse de que no todo ha sido tiempo perdido.
Es muy difícil recomponerse de una muerte en vivo,
solo un auténtico héroe puede no darse por vencido.
Tengo la mente y el pecho combatiendo entre dos mundos,
uno de ellos, resiliente, resiste la muerte.
El otro, abatido, quiere esconderse.
¿Acaso tengo que escoger entre la razón y el latido?
Las raíces se aferran, profundas en la tierra.
Como este sentimiento de desesperación.
Nada evitará que me funda con ellas
formando una preciosa creación.
Soy una flor en peligro de extinción,
que necesita cuidados para su salvación.
¿Quién podría ayudarme a no odiarme?
¿Quién me ayudaría a no incendiarme?
Esta desesperación me seca por dentro,
no queda nada de agua en mis adentros.
Miles de neuronas se están pudriendo
mientras mi corazón se está cohibiendo.
¿Cómo le venzo a mi mente que desea la muerte?
¿Soy una cobarde por intentar sacrificarme?
Por más que lo intente no consigo cambiarme.
La serpiente que se muerde la cola consigue dominarme.
Este cuerpo roñoso se está deshaciendo,
solo es una cavidad temporal para mi alma,
pero por sus hoyos el vacío esta volviendo
destrozándola como le de la gana.
¿Qué puedo hacer para protegerla?
¿Cómo consigo escapar y hacerla eterna?
Se que si esta sustancia acaba desapareciendo
mi espíritu estará demasiado agujereado para seguir viviendo.
-
Autor:
ewka (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 3 de febrero de 2025 a las 11:05
- Comentario del autor sobre el poema: No es justo dejar de soñar solo porque un sueño no conseguido te haya partido el alma.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 6
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.