Soy un emperador sin hogar,
no busco oro ni quiero mandar.
La Tierra es mi palacio, el cielo mi balcón,
las estrellas me susurran: "tú tienes la razón."
Mi corona es el sol, mi capa, su calor,
el trono es mi carro, el caballo, mi motor.
Cada acelerón me aleja del ayer,
el viento me empuja, me llena de fe.
En la luz amarilla, la vida se estira,
día tras día, mi alma respira.
Pendiente como un teniente, firme y consciente,
en la luz roja reconozco que ahora soy independiente.
Las bocinas suenan, de esquina a esquina,
la luz cambia a verde, la carretera se extiende,
mi alma asciende, mi fe no se vende,
mi destino se enciende,
el futuro no se entiende.
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Autor:
Whoahn (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 4 de febrero de 2025 a las 00:44
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: Whoahn, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, pasaba
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