La incógnita

Darío Méndez

 

Lo mira en silencio, la duda en los labios,
el alma temblando de viejas heridas.
Busca en su rostro señales ocultas,
un eco, un presagio, una luz encendida.

Le ha dado su piel sin temer al abismo,
pero el alma es un vuelo de sombras cautivas.
Por eso lo observa, por eso lo indaga,
desnudando su esencia con ojos de espía.

¿Será aquel refugio que siempre ha buscado?
¿Será la caricia que cierre su herida?
¿O solo un naufragio que deja en su cuerpo
las huellas de un mar que jamás cicatriza?

No tiene respuestas, pero aún lo contempla,
como quien adivina en el agua dormida,
como quien se atreve a extender una mano
sin miedo al vacío que acecha en la brisa.

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