Poema I

“El amor es tan sencillo,

 que el hombre no lo comprende,

buscan el algoritmo que lo despierte,

para intervenir su ecuación.

Pero el amor sigue intacto

con su variable escondida,

se escapa de las sombras,

 es el último misterio,

que nos mantiene humanos.

¿El amor es un accidente

o la última rebelión del alma?”

Este pedazo de tierra,

no tiene fronteras.

Su historia es un rio,

que fluye sin orillas.

Hasta que alguien escribió en la piedra,

y la piedra trazó los márgenes.

Porque desarmar las palabras,

es más fácil que utilizar un arma.

Porque cubrir de vendas las trincheras

es más fácil que sostener la palabra.

Porque disfrazar el poder de justicia

 es más fácil que alimentar la justicia.

En el eco de la piedra,

el habitante aprende que hay enemigos,

pero el poder sabe,

que, del bolsillo de la paz,

 no caen monedas.

Desde su caverna el anciano susurra:

“Es hora de cambiar la piedra y el puñal,

alguien escribió la primera palabra

 era clara como el agua de la montaña”

Las estrellas son testigo del mismo error,

que el eco del hombre nutre cada día.

El hombre repite su rabia,

mientras las banderas tejidas de piel,

flamean en las grietas de la historia.

¿Qué aprende el hombre?