Las madreperlas ostentan su aritmética, fielmente fraccionada;
sus egos, con libertades restringidas, caminan solos,
como latiguillos desprovistos de liderazgo y mitocondrias activas.
Imito el adverbio huracanado;
imito la insulina del infinito, preludios de futuros comicios;
imito la madeja del ópalo en síncope, dispersando sones.
Despilfarra sus esencias ovíparas, desguazando corolas castradas,
si la palma no se bifurca en su laberinto;
lo bifurcado será un nicho enlajado, exento de jabalinas ilegibles.
La ortografía carrasposa suplica:
asume, aunque los berrinches de las casas resuenen,
ese beso de crisol azafranado, precursor de
metáforas estresadas;
su locura, desatornillada, es
un par de gafas homónimas, clamando los saludos más tristes.
No te enlaces al vapor de su juguete con emblemas pesimistas.
Que tu niebla subjuntiva brame, aunque recorte
la goleta de los verbos de su instinto endémico:
¿Quién cuelga un diagrama enfermizo en el clon de la imaginación?
¡Oh, sangre de electrolisis elemental, campante en tu redil!
Ivette Mendoza Fajardo
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Autor:
Ivette Mendoza Fajardo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 7 de febrero de 2025 a las 18:31
- Comentario del autor sobre el poema: Poesía Surrealista
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: ElidethAbreu, JUSTO ALDÚ, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
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