Se me ocurren muchas ideas de cómo expresar este sentimiento que vivo día a día en mi cabeza, pero aún más en el corazón. Puedo escucharlo hablarle, persuadirlo, pero ella dice que no. Porque sabe que hay algo más grande que la verdad, y está obligada a ignorarlo, aunque le duela.
Ella se entrega a la resignación, sin embargo, el corazón incoherente, egoísta, lanza su voz una y otra vez, y la mente lucha porque quiere, pero no puede. Saca fuerzas y sigue viva, entre suburbios, alimentándose de poquitos argumentos que valen la pena, pero se queda con hambre y el vacío intacto, oscuro, infeliz.
Sumergida en ese abatimiento tan familiar que no le genera ningún tipo de extrañeza, sabe que es parte de ella desde el día que llegó a este mundo en un cuerpo prestado, frágil y débil, aunque cubierto de una capa fortalecida que fue construyendo a lo largo del camino que no es tan largo, pero tampoco tan corto.
En cada amanecer, aparecen nuevas ideas, pero todo va en pos a la extinción del alma, y con mis dedos, escribo todo lo que ella me dicta, y siento cómo llora el corazón y nace la compasión en la mente. Pero no puede rendirse y entregarse, porque sabe que frente a sí hay alguien que espera su sabiduría para caminar de su mano.
Entonces se aísla de las habladurías, de los consejos, y de lo que la gente asume o quiere asumir. Para no caer en la tentación de esa voz que no calla y la abruma, porque sabe que, como su cuerpo, ella también es débil.
Porque al mínimo encierro puede perder el control y todo su esfuerzo terminar desvanecido en la basura, sintiendo la mugre y oliendo la tristeza profunda que esconde e ignora para no caer. Tiene tanto miedo de sí misma que necesita mentirse y fingir una vida hecha y derecha.
No obstante, todo parece ser más difícil cada vez, más exhaustivo, más deprimente, menos creíble y más angustiante. Porque el vigor que ayudaba a mantener el equilibrio lo está perdiendo, y el corazón eso lo sabe, lo presiente, y entonces experimenta un aire de alivio, porque cree que ella se rendirá y se entregará sin más a lo que ambos anhelan desde antes de nacer y conocerse.
Pero otra vez se escucha una voz dulce, un poco cálida e inocente que llama su atención, que la mira con ojos de felicidad y ternura mientras espera respuesta, y contrarresta esos pensamientos negativos, porque si no estuviera a su lado, no habría nada más que la haga querer.
Es una batalla que parece no acabar nunca, y los años se tornan más insufribles. A veces es perderse en la nada y mirarse desde otro lado, y entender que nada sirve. Es preguntarse cuál es la felicidad propia, si existe siquiera. De cuánta capacidad carece para ayudar a alguien más, siendo que no puede ayudarse a sí misma.
¿Si realmente puede, o es más las ganas de tomar la pistola y volarse los sesos? Muchas no tienen ni una respuesta, y dudo que alguna vez en realidad las hayan tenido. Otros días, menos casuales, es una fuerza que se desconoce de dónde viene, pero que aparece, y ella se siente una heroína, y ve el futuro con optimismo, y tira para delante.
Pero esto último surge de forma espontánea, hasta que algo más lo arruina, y otra vez nos encontramos en una dinámica de preguntas, queriendo apagar todo lo que somos para siempre. Es pensar en el corazón y desear que, al menos, él muera feliz, morir como quiso.
Realmente es una sensación desagastadora, un sentir que aprieta y desespera, necesitada de auxilio. Pero cuando lo consigue, no se atreve a sacar todo ese dolor porque no quiere llorar frente a nadie y verse desnuda. Sabe que hablar no es gratis, que tendría que pagar el precio de escuchar basura que no le aporta nada, como si fueran a cambiar algo. Prefiere seguir escondiendo todo y cargar esa mochila tan pesada en sus hombros, derramar lágrimas desde el alma donde nadie pueda verlas, y dibujar una sonrisa en su rostro.
Sin embargo, ella está segura de que es valiente al firmar contrato con la vida hasta terminar su labor, que es noble, un acto de amor puro. Y por último, ¿qué nos hace buena madre o buena persona, al menos? La mente es lo único relativamente sano que nos queda a mí y a mi corazón, a la vez nuestra única salvación; pero es un trabajo de pura presión que nos traslada a la disyuntiva de que lo que vemos es real o es una falla de la mente traicionada por el sueño de volar al cielo para buscar la única razón que nos hacía feliz a todos y nos alimentaba a mí, el alma, que cicatrizaba heridas del corazón y sanaba los traumas de la mente.
Creo que hay circunstancias en las cuales nos apagamos sin darnos cuenta y viajamos juntos los tres en busca de ese amor verdadero y nuestro; pero volvemos con las manos vacías, desolados y estancados en el recuerdo que nos cobija, mientras intento andar con los pies heridos. La voz se mudece, la mirada se pierde en un punto fijo, y funciono en automático, mientras que los pensamientos se van y todos cumplimos nuestras funciones en paso lento o de manera sacrificante. De ese modo, los días comienzan y terminan, creyendo que es lo ordinario; entonces el mundo cree que todo está bien.
No obstante, yo descubro que esto es estar muerto. Aprendo otra forma de morir, más retorcida, que no significa quedarse dormido para siempre, mientras la hipocresía disfrazada de personas te observa en un costado y vos dormis en un ataúd. Entonces pienso que yo no quiero eso para mí, no quiero que nadie me observe con pena y critique mi cobardía por no haber querido seguir luchando. Como ya dije antes, para mí, eso de "matarse es de cobardes" es lo contrario; me parece pura valentía atentar contra tus propios fantasmas y realizar el sueño de morir.
No obstante, no puedo olvidar el motivo por el cual no lo hago; en cierto punto, yo diría que algunos deberían estar agradecidos con el padre de mi hija, porque gracias a su incapacidad para cumplir con su rol, es que yo me detengo y me mantengo con ella. Honestamente, intenté no ser directa y dar a entender de que se trataba; pero a este punto, no me importa en lo absoluto generar suspenso o misterio.
La verdad es que, como mencioné más arriba, es agotador fingir todo el tiempo que mi vida gira con normalidad; no quiero tener que hacerlo a través de la pluma también. Porque es lo único real que me queda, lo único que me libra de mi triste vida. No quiero buscar culpables, ni ignorar que todo es responsabilidad mía; mucho menos, el haber trabajado en mi autodestrucción durante veinte años. Las pesadillas nocturnas confirman mi estado mental; mi cuerpo es desagradable, no puedo mirarlo en un espejo porque ya lo siento todo el tiempo, y no quiero salir de la casa y exponerme. Pero la casa me trae tristeza y ansiedad; por lo tanto, solo quiero dormir.
Ahora me pasa que, al primer ruido fuerte, me sobresalto; me da miedo. Pienso que, si cierro los ojos, estaré a salvo, que nada malo va a pasarme. En este preciso momento, estoy asustada; me escondo lo más que puedo, pero al fin y al cabo, soy encontrada, utilizada, humillada, herida de nuevo. Mis demonios no dejan de susurrarme al oído, como si esto fuera un ataque esquizofrénico, donde solo escucho algo que me dice "muere ya", y no puedo callarlo, no puedo no desearlo, no puedo no creer que ya no quiero, y no encuentro manera de expresarme con palabras nuevas, más crativas o más atractivas.
¿Parece una tontería, verdad? Tal vez esto dejó de ser poesía para pasar a ser una confesión en un diario viejo y personal, de esos que se guardan por las noches en la mesita de luz y que se abren con el fin de volcar todos nuestros sentimientos cuando sentimos que explotamos y la vida nos desborda. O tal vez ya estoy demasiado demente y me importa un comino lo que dirán si lo publico o si el título es tan llamativo que captará la atención de ustedes, mi público fiel.
Tampoco sé qué gano yo al hacerlo, o tal vez solo quiero que conozcan el lado oscuro que vive en mí, o solo es inventado. Al día siguiente, pasará a hacer otra torpeza en mi listado de "poemas del alma", que llevo acumulando desde vaya a saber Dios cuánto tiempo. No lo sé y creo ya no saber nada.
PD:
Perdonen, mis lectores, si esto se confunde un poco con lo anterior. Es mejor que crean que es una continuación más extensa de lo que ocurre con la mente y el corazón.
Anne Black
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Autor:
Anne Black (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 7 de febrero de 2025 a las 18:54
- Comentario del autor sobre el poema: Es una obra que espero sea lo suficientemente abierta para que puedas crear tu propia interpretación y conexión emocional. Aclaro de antemano que, si bien me parece un poco fuerte (aunque lo haya escrito yo), quiero dejar en claro que no es para nada personal. Más bien, es una "metáfora" para describir la lucha interna y, por qué no, la búsqueda de la identidad. Creo que, a veces, necesitamos tocar fondo para encontrarnos.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: ElidethAbreu, EmilianoDR
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