Cierro mis ojos
respiro
estar en el silencio
de la luz,
en su hogar
veo,
la hermosa muerte
de la esperanza,
se extravía en más luz,
y en álveos.
Necesité oscuridad,
perder
en apuestas
el latido del cielo,
la voz de un padre
muerto,
la vida muere.
Mi sangre busca esa luz,
y mis latidos,
a la vez el oscuro cielo
caer
sentir,
la respiración de otro
que soy
yo mismo,
naturalmente,
y las bocas y risas,
se van en un remolino,
pero esto es la paz
con aquel reflejo,
que lanza sus latidos sobre mi,
desde un espejo
en el cielo desvaneciéndose.
Cierro mis ojos,
abismos
caen sobre mi visión,
en este punto,
no importa donde esté el cielo,
ni el infierno,
es aquí,
una ola de mar
el abrazo de una madre,
y el silencio la luz lo oscuro lo eterno,
que revela puertas en esos álveos.
Siempre quisiera escapar,
de los latigos
que rompen los huesos,
de estallidos,
de derrumbes de arquitecturas,
desconecciones de espíritus,
me enfrento sin miedos,
arrancando mi propio corazón,
aferrándome a la esperanza,
en oposición a la muerte,
de forma contradictoria.
Entonces despierto,
y puedo seguir
la conversación en la mesa,
servir,
una copa de vino
y ver como una mirada,
crea un incendio,
impulsándome nuevamente a vivir.
He aquí "La poesía es el cadaver"
de pensamientos y emociones,
y es la tierra a la que se llega,
en la incertidumbre,
y en el amor y paz absolutos,
cuyo cuerpo,
son palabras,
la respiración de otro,
y es un ser poético,
es una comunicación al azar y su opuesto.
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Autor:
Diego Rojas G. (
Offline)
- Publicado: 8 de febrero de 2025 a las 00:47
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Andy Lakota👨🚀, EmilianoDR
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